CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE
Édith Piaf
Golondrina de vuelo negro en nido blanco
Édith Giovanna Gassion nació (leyenda o realidad) bajo una farola de la calle Belleville de París, el 19 de diciembre de 1915. Abandonada por su madre cuando apenas era una niña, fue su padre, un acróbata de origen italiano, quien se hizo cargo de ella.
Con una difícil y tormentosa vida a sus espaldas, muy pronto Édith demostró poseer un talento fuera de lo común para la canción, un don que la llevaría a actuar por los barrios más populares de la ciudad de la luz. Durante una de esas actuaciones callejeras, Louis Leplée, propietario del cabaret Le Gerny’s se quedó impresionado al escuchar el canto de aquella muchacha y la contrató de inmediato para que actuara en su local.
Así nació una leyenda viva, una estrella, una Cenicienta gala con nombre propio, convertida en uno de los iconos más queridos de la cultura francesa, musa de poetas e intelectuales de aquel París existencialista.
Tenía en su trinar un corazón que latía con la mirada de unos ojos donde el color azul o gris no importaba; importaba únicamente lo que transmitía con ellos a través de su irrepetible e inconfundible VOZ de la Europa de entreguerras del siglo XX.