MANUAL DE TINTA
Los dioses
bajan a escuchar
a los humanos
su poesía.
Por eso crearon el eco,
por eso se mantienen en silencio.
Los respiramos cuando pronunciamos un verso.
Y así, cada poema
es un vuelo,
una nota musical,
la luz que vemos cerrando los ojos.
Son ellos.
Están en los árboles,
en los libros,
en los verbos.
Nos hacen caminar
por entre las hojas de un libro
o contemplar los frescos de una bóveda en la catedral.
Son ellos, pero somos nosotros.
Nos alimentamos de nuestros propios versos,
de la idea,
de los sentimientos,
del folio en blanco,
de la tinta, azul o negra,
de las nubes, de las tormentas,
un libro es nuestro cuerpo.
Por eso somos hijos de la noche
y padres del día.
Y por mucho que digan,
no seguiremos, nunca,
un índice impuesto impositivo
que regule los sentimientos.
Alberto Morate